El curioso Spark
El curioso Spark
Había una vez una tortuga llamada Spark, quien era muy curiosa. Un día, su mejor amigo Jim, el conejo, le mostró una pequeña caja de madera, diciéndole que dentro de ella estaba lo que más valoraba en el mundo.
- ¿Spark, ya sabes que eres mi mejor amigo, no es así? – Dijo el conejo.
- ¡Claro Jim! Tu también eres mi mejor amigo.
- Bueno, me voy de viaje unos días, y no puedo llevarla conmigo, por eso quiero que la cuides tú mientras no estoy, sabes que ahí tengo lo que más valoro en esta vida, y tu eres en quien más confío.
Spark, como el buen amigo que era, aceptó cuidar de la caja. El primer día nada ocurrió, la tortuga cuido de la caja como si fuera su posesión mas preciada.
Tras el paso del tiempo Spark se preguntaba sobre el contenido de la caja, pero no se atrevía a destaparla.
El quinto día, Spark ya no pudo más y decidió abrirla, cuando tomó la caja en sus manos se dio cuenta de que necesitaría una llave, no lo dudó ni un segundo y fue a la casa de su amigo Jim a buscarla.
Cuando por fin encontró la llave, escondida debajo de la cama de Jim, fue corriendo a su casa para por fin descubrir qué era lo que su amigo escondía dentro.
Justo cuando había metido la llave a la cerradura, sonó el timbre y alguien llamó a la puerta diciendo:
-Spark, soy Jim, ya volví de mi viaje
Al escuchar esto, Spark salió lo más rápido que pudo a al jardín y en un montículo de tierra enterró la llave, después de hacerlo abrió la puerta.
-Bienvenido de vuelta, amigo, ¿qué tal te fue?
- Muy bien realmente… ¿tienes mi caja?
- Claro – dijo Spark quien fue a traerla y se la dio.
- Muchas gracias por cuidar de ella amigo. – dijo el conejo – me gustaría platicarte sobre mi viaje, ¿vamos a tu jardín a platicar?
Spark accedió, un poco nervioso. Justo cuando llegaron al jardín una tormenta comenzó, y convirtiendo en lodo el montículo de tierra, la llave comenzó a aparecer. Spark casi se desmaya de la vergüenza al ver la cara de decepción de su amigo quien le dijo:
- Esa es la llave de mi caja, ¿no es así?
- Si, lo siento mucho amigo pero me dio curiosidad – respondió tristemente Spark – Aunque no pude abrirla.
- No te culpo… hagamos un trato: yo te enseño lo que hay en la caja a cambio de que me prometas no volver a traicionar mi confianza., ni la de alguien más, eso es algo muy malo. ¿Hecho?
- Hecho – aceptó Spark sonriendo por la emoción de que su amigo lo perdonara y por que al fin vería el contenido de la caja.
Cuando el conejo tomó la llave y abrió la pequeña caja, Spark tuvo ganas de llorar y reír al mismo tiempo, ya que lo que estaba dentro de la caja, lo que su amigo más valoraba en el mundo, era una foto de cuando eran pequeños y se convirtieron en amigos. Al final Spark abrazó a Jim y su amistad duró para toda la vida.
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